Friday, January 5, 2007

(Im) Previsión

Viernes
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Estimado Franz,
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Finalmente sucedió, ayer, imprevista y arrolladoramente lo que estaba previsto que en algún momento sucediera pero no debía suceder nunca jamás. Como bien sabe usted los seres humanos solemos desarrollar algunas (in) conductas que invariablemente repetimos cada tanto, confirmando primero, que somos nosotros mismos y no otro quien ejecuta nuestros actos y segundo, que deberíamos acostumbrarnos a la idea de convivir con esas situaciones por muy incómodas que resulten y hasta en la posibilidad de llevarnos bien con ellas. Siempre y cuando claro está que no sean marcadamente hostiles con nuestra propia persona o con quien tiene el gusto (o desgracia) de estar cerca nuestro. Un ejemplo muy claro de esta idea es el caso de Florencia que cada tanto, inevitablemente, tenía problemas con la ubicación de las llaves de su casa o de la casa donde estuviese alojada o de la casa de la cual poseía las llaves en ese momento. Cuando no se las olvidaba dentro, con las variantes puesta o no en la cerradura, las perdía en la calle o las olvidaba en otra casa, etc. etc. hasta el punto en el cual "otro episodio" de esas características era recibido ya como parte de la rutina. Pues bien, este no es mi caso, al punto tal que no recuerdo episodios demasiado traumáticos (para Florencia casi siempre lo eran) que me hayan ocurrido con las llaves de alguien o de alguna parte... sin embargo ayer sucedió. En medio de una vorágine de entradas y salidas apresuradas, tomé la llave del auto, la bolsa, abrí la puerta, salí, la cerré y entonces recién, fuera, tomé paralizante conciencia de lo que había sucedido. Cómo pudo pasarme?. Es como cuando me levanto de un taxi, de un subte, de un colectivo o un cine y automáticamente miro el lugar que abandono sabiendo que podría estar olvidándome algo allí; por caso este podría ser, justamente, uno de los ejemplos de (in) conducta de mi parte, con el que ya aprendí a convivir. Porqué otorgo valor (afectivo) a las cosas que me pertenecen y sin embargo las estoy (des) cuidando...? Sí lo otorgo, y mucho. Por caso el documento sextuplicado responde a uno de esto episodios, en un cine, en el cuál asombrosamente miré antes de partir, pero no lo suficientemente bien conociendo que durante la película se me habían caído un par de cosas. También estoy aprendiendo a convivir con la dispersión, entendida como irme habitualmente del tema o tarea que me ocupa (y en ocasiones bastante lejos) y esto sí que puede ser causa de irritación para los que tratan conmigo, así que no voy a permitirlo ahora; pero cuánto lo disfruto por momentos!.
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Bien, cómo pudo pasarme? Simplemente, como pueden sucederse una serie de acciones, torpes e involuntarias, todas juntas en el lapso de unas pocas horas de un solo día. Cómo puedo cometer tantos errores, todos juntos, en el lapso de unas pocas horas de un sólo día?! Volcar silenciosamente sobre la mesa un florero con agua y jazmines dentro! Volcar estrepitosamente la fuente del horno con sobras de grasa, agua y yerba, desde el borde de la mesa al piso de la cocina! Volcar sobre las partituras, el termo con agua, abierto! Dejar caer impotente, la botella de cerveza fuera de la heladera y ver cómo se destruye contra el piso! Y entonces también son vidrios rotos y mas líquido derramado! Finalmente, olvidarme la llave dentro del departamento! Visto así, casi que suena divertido.
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Y entonces ese pensamiento que llega veloz, tan veloz que produce (calor) fríos y una ansiedad sin medida: estará en la guantera del auto la copia de la llave del departamento que me devolvió Gastón hace ya casi un año y habitualmente tengo por olvidada?... recordaba que alguna vez la había sacado del auto ... cuando lo llevé a lavar? pero entiendo que la había vuelto a poner pues tarde o temprano podría suceder lo que todo el tiempo le sucedía a Florencia y finalmente me sucedió a mí.
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Bajé a toda prisa, todavía mas ansiosa por conocer la respuesta, con cierto aire de triunfalismo anticipado, rogué a alguien que estaba esperando el ascensor que me abriera, por favor, la puerta común el edificio, salí, abrí el auto que estaba ahí nomás en la calle, busqué debajo de los discos y encontré lo que buscaba... respiré aliviada, por fin un acierto.
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Pero cómo no va a suceder eso con mi cabeza, estimado Franz, si en su carta anterior usted me había relatado que esa tarde estaba yo allá con usted, y no aquí conmigo misma!. Mi cabeza estaba en sus manos en ese momento o en algún otro lugar de su cuerpo, un hombro quizá, y no puedo culparla por eso, pero por favor la necesito conmigo de vez en cuando!! sobre todo si está usted tan lejos y no he recibido aún niguna carta suya.
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M.

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